La merma es un concepto clave en el ámbito logístico y de distribución. Se refiere a una pérdida de inventario que se puede dar en diversas etapas de la cadena de suministro. Aunque en algunos casos las pérdidas pueden parecer mínimas, su impacto en la rentabilidad de una empresa puede ser significativo si no se controla de manera adecuada.
En este artículo, exploraremos en detalle cómo se genera la merma, sus tipos, y el impacto que tiene en la rentabilidad de las operaciones logísticas.
La merma es la pérdida de productos que ocurre en diferentes etapas de la cadena logística. Puede suceder durante el almacenamiento, transporte o manipulación. Estas pérdidas pueden ser causadas por daños físicos, errores en los procesos o malas condiciones de conservación.
Existen varios tipos. Los más comunes son por daños en productos, la caducidad de artículos perecederos y robos. Cualquiera de estos factores afecta la disponibilidad de productos para la venta y genera pérdidas adicionales para la empresa.
La merma impacta directamente en la rentabilidad. No solo se pierden productos, sino que también se generan costos adicionales por la reposición y gestión. Por lo tanto, reducir la pérdida de mercancías es clave para mantener la eficiencia logística y mejorar los resultados financieros
Existen diferentes tipos de merma, y cada uno tiene implicaciones específicas para las empresas. A continuación, se presentan los principales tipos que pueden afectar a los procesos logísticos.
El robo es una de las formas significativa de merma en las operaciones logísticas. Tanto la sustracción interna como la externa pueden generar pérdidas de inventario, afectando directamente la capacidad de la empresa para cumplir con los pedidos.
Además, los errores administrativos, como la falta de control en el conteo de productos, también pueden provocar merma involuntaria. Estos problemas incrementan los costos operativos y reducen la eficiencia en la gestión del inventario.
La merma por caducidad ocurre principalmente en industrias que gestionan productos perecederos o con fechas de vencimiento, como alimentos, medicamentos o cosméticos. Si no se controla adecuadamente el ciclo de vida del producto, estos pueden caducar antes de llegar al cliente, generando pérdidas significativas.
En el caso de productos no perecederos, el deterioro también puede causar pérdidas. La falta de mantenimiento adecuado o condiciones de almacenamiento incorrectas contribuyen a que los productos se dañen, lo que resulta en pérdidas para la empresa.
Uno de los tipos más comunes de merma es el causado por daños físicos a los productos. Esto puede ocurrir durante el transporte o almacenamiento, debido a una manipulación inadecuada, malas condiciones climáticas o embalaje deficiente.
Además de la pérdida de productos, los daños físicos implican la necesidad de reemplazo. Esto genera un aumento en los costos operativos, afectando la rentabilidad de la empresa de manera considerable.
Calcular la merma es esencial para entender el nivel de pérdidas en una empresa y tomar decisiones correctivas. El cálculo se basa en la diferencia entre el inventario registrado y el inventario disponible para la venta. Se expresa generalmente como un porcentaje, lo que facilita su análisis en función del volumen de productos manejados.
La fórmula básica para calcular la merma es la siguiente:
$$
Merma = \left( \frac{\text{Inventario esperado - Inventario real}}{\text{Inventario esperado}} \right) \times 100
$$
Imagina que una empresa tiene un inventario esperado de 10,000 unidades de un producto, pero al hacer el conteo real, encuentra que solo tiene 9,700 unidades disponibles. La fórmula sería la siguiente:
$$
Merma = \left( \frac{\text{10,000 - 9,700}}{\text{10,000}} \right) \times 100
$$
Merma = 3%
Este resultado indica que el 3% del inventario se ha perdido por algún tipo de merma, ya sea por daños, robo o errores administrativos. Este cálculo ayuda a las empresas a cuantificar las pérdidas y a tomar medidas para reducirlas.
La merma se puede generar en distintas etapas de los procesos logísticos, desde la recepción hasta la entrega final al cliente. Identificar las causas es crucial para implementar medidas de prevención eficaces.
Un almacenamiento ineficiente o desorganizado es una de las principales causas de pérdida de productos. La falta de un sistema adecuado para gestionar el inventario puede provocar que la mercancía se dañe, queden desatendidos o incluso se pierdan.
La implementación de tecnologías como los sistemas WMS (Warehouse Management System) puede ayudar a reducir este problema. Estos sistemas permiten un control más preciso y riguroso del inventario, optimizando su gestión y disminuyendo las pérdidas.
La manipulación inadecuada de productos durante las etapas de carga, descarga o almacenamiento es un factor común que contribuye a la merma. Si los productos no se manejan correctamente, el riesgo de daños aumenta considerablemente.
La falta de formación adecuada del personal encargado de estas actividades puede agravar el problema. Capacitar a los empleados en las mejores prácticas de manipulación es clave para reducir las posibilidades de daños y minimizar la pérdida de productos.
Durante el transporte, los productos están expuestos a varios riesgos que pueden generar pérdida. Entre estos riesgos se encuentran las condiciones climáticas adversas, posibles accidentes o el uso de embalajes inadecuados que no protegen correctamente los productos.
Para minimizar estos impactos, es esencial contar con sistemas de monitoreo en tiempo real. Estos sistemas permiten seguir el estado de los productos durante el transporte, asegurando que se puedan detectar y solucionar problemas antes de que se conviertan en merma.
El impacto de la merma en la rentabilidad de una empresa puede ser significativo. No solo implica la pérdida directa de productos, sino también otros costos adicionales que pueden reducir los márgenes de ganancia.
La merma representa un costo directo, ya que implica la pérdida de inventario que no se puede vender. Sin embargo, también conlleva costos indirectos, como los gastos de reposición de productos y el tiempo adicional necesario para gestionar las pérdidas.
Además, puede afectar la satisfacción del cliente si no se cumplen los plazos de entrega. Si la empresa no implementa medidas correctivas, este problema puede volverse recurrente y afectar negativamente la rentabilidad a largo plazo.
La merma también impacta la satisfacción del cliente, ya que los retrasos en las entregas o la falta de productos en stock pueden generar frustración. Esta situación puede dañar la experiencia del cliente y afectar negativamente la relación con la empresa.
Un mal manejo de este aspecto puede llevar a los clientes a buscar alternativas en la competencia, lo que compromete la fidelidad a la marca y reduce los ingresos futuros. Mantener un control adecuado es clave para garantizar la lealtad del cliente.
Si bien es inevitable que exista cierta merma, un exceso puede impactar gravemente los márgenes de ganancia. Las empresas que no gestionan eficazmente este problema enfrentan un aumento considerable en los costos operativos.
Este incremento de costos se traduce en una reducción directa de las utilidades, afectando la rentabilidad general del negocio.
Reducir la perdida de productos es posible mediante la implementación de varias estrategias centradas en la mejora de los procesos logísticos y de distribución.
El uso de sistemas avanzados como el WMS o la trazabilidad en tiempo real es fundamental para reducir la merma. Estos sistemas proporcionan un control más preciso del inventario, permitiendo una gestión eficiente.
Con estas tecnologías, las empresas pueden rastrear la ubicación de los productos, monitorear su estado y detectar problemas potenciales antes de que se conviertan en pérdidas. Esto contribuye a minimizar la merma y optimizar los procesos logísticos.
Mejorar los procesos de transporte es fundamental para reducir la merma. El uso de embalajes adecuados protege los productos, mientras que optimizar las rutas de distribución puede disminuir los tiempos de entrega y los riesgos.
Además, contar con un seguimiento en tiempo real de los productos en tránsito permite monitorear su estado y detectar problemas rápidamente. Esto minimiza los riesgos asociados con el transporte y reduce las posibles pérdidas.
Capacitar adecuadamente al personal encargado de manejar los productos es crucial para reducir la merma. La formación debe incluir prácticas correctas de almacenamiento, manipulación y transporte de mercancías.
Una fuerza laboral bien capacitada es menos propensa a cometer errores que puedan provocar daños o pérdidas de inventario. Esto no solo minimiza la perdida, sino que también mejora la eficiencia operativa de la empresa.
La merma es un desafío constante en la logística, pero su impacto negativo en la rentabilidad puede reducirse con una gestión adecuada. Identificar las causas, implementar tecnología avanzada y capacitar al personal son pasos clave para minimizar las pérdidas.
Las empresas que logran controlar la merma no solo mejoran su rentabilidad, sino también la satisfacción de sus clientes. Al reducir las pérdidas, se optimizan los procesos logísticos y se garantiza un mejor servicio al consumidor final.